Un genero particular, causa polemicas.
El ero-guro japonés es un género muy especial, hace que mucha gente se sienta enferma, pero también hace felices a otros. Definirlo como "pornografía sangrienta" es despreciarlo, porque este movimiento artístico sabe ir bien en la delgada línea que separa el mal gusto de lo inteligente y lo grotesco. Sí, no es bonito, pero detrás de la deformación, el sexo incómodo y la violencia de género muy típica, hay una especie de protesta social que viola el tabú, que expande los límites de la pornografía hasta dejar de dar más.
Qué mejor forma de protestar de nuestros amigos ponjas que desde el punto donde se tocan aquellos temas espinosos desde un enfoque ligado al erotismo, ese que nuestras sociedades han querido ocultar bajo capas de finos modales, educación y una moralidad que nunca ha podido extinguir la llama de la sensualidad, del morbo y de lo fatal.
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